Parece fácil ¿verdad? ¡Para nada! Todo un saber culinario se esconde en este plato tan nuestro. Desde el corte de la patata, el tiempo de fritura de las mismas, el punto de sal, la cocción del huevo... Es uno de esos platos que no te encuentras dos con el mismo sabor. Como el gazpacho o las croquetas del puchero.
Hoy, tortillón de papas. Enorme. Infinito. Amarillísimo. Espectacular.
Me relamo.
¿Ustedes gustan?
9 comentarios:
Arfff.
A lo Homer... Sí.
Yo siempre he sido muy "tortillero" en el peor sentido...
C'aproveshe, shavá!
Fran, pa chuparse los dedos.
____________
Yo en el mejor, Juan. Me gustan las tortillas. ¡Y las de huevo y papas, todavía más!
Por cierto... ¿San Pedro? ¿Eing?
Nunca fui capaz de hacer una tortilla de patatas que no supiera a Frittata di patate.... asombroso!
Tendré que aprender algún día, de momento me conformo con las que me preparan mis amigos... creo que la próxima te toca a ti! ;)
... y creo que has olvidado el principio fundamental que todo alquimista protege: el de "cuánto de papa, cuánto de huevo"...
¡qué aproveche!
Giu... ¿Algún día cocinaré para ti? Será un honor.
Patri: De "papa", ni hablamos. De güevos... ¡tampoco!
Cariño, olvidaste esa pasta que me cocinaste en tu casa? ;)
Enga ya, Giu... ¡¡¡si fue de lo más triste del mundo!!! Eso sí: La intención fue lo mejor. :)
Publicar un comentario