No solo he de felicitarte por tener el valor que tuviste. Por tener el humor que has tenido. Por padecer el coraje que conservaste. Te felicito ahora y siempre por ser quien has sido. Y perdóname si me felicito contigo por creerme tuyo ahora y siempre. Me felicito no por ti, si no por mí. Me congratulo de ser parte tuya; de ser pensamiento eterno desde el primer día. De querer sonreírte y conseguirlo. Me felicito por haberte tenido, poco, pero haberlo sido. ¡Si supieras (que lo sabrás) las de veces que te miro y pienso... "¿qué piensas?"! ¡¡Y las de veces que contestas...!!
Mi temor, ahora y siempre, fue tu silencio. Cuando no te escucho, me temo. Tiemblo.
Así que, no calles. Quiero escucharte. Aunque solo sea un "felicidades".
Felicítame, mamá. Felicítame, porque no creo que te pueda querer más.
...dame tiempo.
PD: ¡Tú también... ! ¿Mira que pedir solo ocho años?