jueves, 6 de marzo de 2008

Claro...

...y a estas horas. Pues sí. Menos que el chófer de Drácula duermo. Finalizado el concierto de música prima, seguimos para bingo. Quedan Galván y el disco.

Por cierto: "antié", me sorprendió una mañana de esas bonitas bonitas, como solo las hay en esta ciudad. Me transportó a mi niñez, cuando, por estas fechas, ensayábamos en el "Lope de Vega" por los festivales a la maestra. Me acordaré siempre de esas caminatas hasta el teatro, de mano de mi madre. El sol infante de primavera que asomaba y el calor del medio día... Su claridad... El olor... Un día sin colegio...

Con los años, cambió el teatro; su entorno; el festival; cambiamos todos; se fue el colegio; se fue mi madre; cambié yo; cambió la ciudad...

...sus mañanas de primavera* siguen siendo las mismas, por mucho cambio climático** que nos vendan: Luz, color, olor y calor.


*Aquí, aunque "El Corte Inglés" no lo ha anunciado, YA ES PRIMAVERA. Consecuencia: el terrible verano está al acecho.

**Nos traiciona la memoria: ¡Señoras, señores! de toda la vida de Dios, en esta ciudad de María Santísima ha hecho calor. Un calor de morirse. Y si no, recuerden la nochebuena de 1979, con una calima que quitaba el sentío.... El pavo en el horno, y nosotros también. De cambio climático nada. Si acaso, será cambio "pa los rusos y noruegos", que nosotros hemos tenío este cambio toa la vía.

2 comentarios:

la mayor dijo...

No solo no se ha ido la luz y el calor de Sevilla. Tampoco Mamá se ha ido, sigue viviendo en cada uno de los que la disfrutamos y de los que la sufrimos, incluso en aquellos a los que no pudo conocer (su nieta). Es, como Sevilla, inmortal y única.

El Pájaro dijo...

Cierto...