Me aconsejó mi buen Juan G. la lectura de "El quinto día" (F. Schätzing) para este verano, ya que es un libro gordote y de esta manera puede durar más. En verano no leo; de ahí la pausa en "Ramitas del nido". Al contrario que mucha gente, en esta época tengo menos tiempo libre. ¡Cosas de la profesión! El caso es que me fui a la librería de moda y pedí un kilo de libro. Nino dice que compro los libros por kilos. Este pesa un poco más. Vamos, un kilo "bien despachao".
Siempre que Juan me ha aconsejado un libro me lo he bebido pues conoce mis gustos, no solo literarios, al dedillo. Recuerdo uno de los que me dejó (allá por el siglo XIV) que a pesar de ser un incunable, se llevó de recuerdo una quemadura. Me dio mucha penita, pero... "jóvenes, éramos tan jóvenes". Además de joven, por aquella época, yo era un auténtico "trasto". Lo que esa familia tuvo que aguantar los viernes noche*... Qué paciencia, Dios. "La Panchi" tiene el Cielo ganado solo por esos viernes.
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*Viernes era el día en que nos solíamos reunir en su casa unos amiguetes para "arreglar" el mundo. Creo que fracasamos en el intento, puesto que el mundo no tiene arreglo.
Ni nosotros tampoco.
Pero nos reíamos en el intento.
2 comentarios:
Pues, que pases las recetas. La del Mojo y la del Guacamole, por ejemplo.
Un besazo Tornasol
Lo mismo te digo que en la otra entrada:
Ea. Yastamostós. Bienvenido al nido. Mejor que la receta, quedamos, te doy un par de tarritos, y nos reímos un rato. Que hace un siglo que no nos vemos...
Besote pa ti, "mohtruo".
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