Mañana voy a darme una vueltecita con un amigo. Hace un par de años que no salimos juntos, aunque Él sabe que no le olvido, al igual que yo sé que no me olvida. Pero va a ser bonito hablar de nuestras cosas. Las pequeñitas y las grandes. Estaremos los dos solos mucho tiempo. Como cinco horas. Casi siempre, por no decir siempre, hablo yo y Él escucha, aunque de vez en cuando me susurra cosas al oído. Es entonces cuando más atento estoy a sus palabras. Me orienta, porque no habla de sus cosas. ¡Tiene tantas amistades y compromisos que me haría falta toda una vida para poder estar al día de sus asuntos! No. Él prefiere escucharme. Y yo le hablo. Le cuento. Rara vez le pido algo, porque no me gusta pedir cosas que uno puede conseguir, y las que no las puede conseguir uno, no creo que merezcan la pena. Pero este año sí le pediré algo: Otro año más de su amistad.
Mañana va a ser un día muy lindo.
8 comentarios:
Qué bonito, Pájaro :) Y que nostalgia, snif. Un besico.
Po cierra, y vente... Enga. Te esperamos pa una frehquita.
Un beso con azahares.
Cuando estés con tu Amigo dale un abrazo de mi parte, dile, aunque Él lo sabe, que aunque yo no haga mucho por vernos con frecuencia lo tengo muy presente.
Buen paseo, amigo.
Cuenta con ello, Juan. De tu parte.
Yo estuve ayer con él, también después de varios años. Por cierto seguro que tiene muchas cosas que escuchar... entre otras cosas por que tu habla una jartá. Buena estación hermano. Y escucha de vez en cuando.
Es que si lo escucho mucho, acaba riñéndome... tonse mejó no le deho abrí la boca...
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¿Cómo tenemos el Domingo R. para una fresquitas?
Saludos, NHD.
El domingo fue con su madre, en San Jacinto, toda alegria sideral y luego al principio de Feria, donde se pone triste.
El lunes fue con tu amigo, también unas cinco horas. Luego se fue a buscar a Álvaro y se quedó con él. Se ve que lo notó a él más cansado que a mi.
Timor Domini Principium Sapientiae.
Un abrazo.
Querido Adolfo, se ve que esta semana no ha parado de visitar a la peña. Eso está bien.
Entre otras cosas, también le temo a las colillas encendidas y a las cáscaras de pipa. ¡Y esas cosas no son principio de ninguna sabiduría, si no de verdugones como torrijas!
Amicus fidelis, protectio fortis (del mismo libro, un poco más adelante 6, 14)
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