Eso es lo que le tengo a mi querido amigo Verbo. Envidia cochina y pura. A él, y al Señor Pérez. Cada vez que vengo de viaje (esta vez Holanda, La Haya, y a fe mía que me pareció preciosa) recibo fotos del suyo. Agggg ¡Hasta tiene un certificado de haber subido la Gran Muralla! ¡Qué asco me dais, joíos!
En la Plaza de Tiannamen, con su certificado, en la Gran Muralla, en la Ciudad Prohibida y en el Transiberiano.
Anda, cuidarse mutuamente, que ahora estáis solitos los dos. Ángel, por si entras por aquí, un beso fuerte, y cuídate tú también.
¡Envidia os tengo! ¡Envidia!
4 comentarios:
Nooo, anda ya, si eso de viajar cansa mucho. Y en los hoteles las almohadas nunca son cómodas. Y nunca sabe uno donde están los interruptores de la luz en el baño.Y después hay que pagar la roncha que te deja en el banco la factura del isille.
No, no ¿Envidia yo? Noooooooo
Verdad Ali, na más que sufrí. Por verá tú como nos pasa argo iguá a nosotro. Pero sin robá toalla de la habitasione que eso da mu mala imahen.
Envidia no sé (hombre, un poquitín sí, digo yo...), pero cada vez que veo al Sr. Pérez es que se me desaflojan los tornillos de la risa...
De otro lado, ¿y lo bien que se está en zapatillas en la terraza de casa un dominguito cualquiera? Que tó hay que decirlo...
¡Cuánto bueno por este nido! Bienvenida, Patricia. La verdad es que lo del ratón es un puntazo. ¡Ni te cuento lo solita que está su casa desde que se fue!
Y te voy a hacer caso, pero cambiando la terraza por el sofá. Vamos, que hoy no me levanto pa' ná.
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