Después de este maravilloso salto en el que veía desde arriba a modo de red los mejores brazos del mundo (los brazos de la amistad verdadera) empieza lo verdaderamente duro. Eso es otra historia. Por ahora, a descansar del esfuerzo, y a pensar en el siguiente. Cuidaremos la estética y perfeccionaremos la caída. Afortunadamente no hemos sufrido lesiones graves.
Gracias Giulia y Ro, públicamente y aquí, por vuestra hospitalidad. He tenido las mejores anfitrionas. La vuelta a Urbino fue de lo más emocionante. Giulia, tienes una casa que es envidiable. Magari podamos hacer un SeSecato allí. La de tus padres, ni lo cuento. ¡Qué barbaridad! Tu cocina, y tus dotes en ella... envidia del propio Arguiñano. Y tu compañía, paciencia y apoyo... sobran las palabras. A Ro, además de agradecerle su hospitalidad, agradecer también el empeño que está poniendo en llevar a Artefactum a su pueblo. Todos sabemos lo difícil que es ejercer de intermediario en estos casos. Ro, te lo estás currando de miedo. Y que se prepare Castignano que como vaya todo a buen puerto ¡que Dios nos coja confesaos!
Gracias y seguimos para bingo.
6 comentarios:
Ya sabes, un gustazo tenerte por aqui! Ahora que te sabes el camino te espero pronto otra vez con o sin amiguitos de Sesecatos y demases.
Hombres de dios¡¡¡ mejor con amiguitos del SeSecato, digo yo.
salud
Giulia, seguro que repito. Seguro seguro seguro.
Chuso, es el sitio idóneo de un "peaso SeSecato"... ¡No te digo ná y te lo digo tó!
Así me gusta, que me lo cuidéis. Todavía me tiene que contar con detalles y yo estoy siendo prudente y no estoy presionando porque sé que tiene mucho curro estos días. Pero con este post me quedo más tranquila.
Sobrevolando el bosque de brazos, justo después del redoble, ¿acertaste a ver un par de ramas, lastimosamente endebles si se las comparaba con el tronco y en los alrededores de la Cava de los Civiles?
Últimamente me especializo en llegar tarde a los sitios (cibernéticos o no) y en compartir con ARQRQF la sensación urticante de estar perdiéndome algo que me importa.
Solo me consuela la certeza de que tu condición aérea te permitiera ver brazos, ramas que parecían no estar.
Últimamente pregunto con frecuencia a dos varones: "¿Te he dicho últimamente que te quiero?"
No me importa nada preguntar lo mismo a tres, aunque me temo que sé la respuesta.
Ali, ya nos queda menos para pegarnos unas risotadas juntos, que falta nos hace a los dos...
Queridísimo Vicente, si hay brazos que me sostienen aunque no los vea, son los tuyos. ¿Hace falta que te recuerde las de veces que me has sacado de apuros? Querido mío, tu pregunta tiene fácil respuesta: "No hace falta que digas nada: Lo sé"
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