A veces, una tarde cualquiera, una mañana cualquiera, una noche cualquiera, nos sorprende un recuerdo casi olvidado. Se nos viene encima como una tormenta de verano, sin poder resguardarnos en ningún sitio. Solo nos queda mojarnos. Nos empapamos de ese recuerdo: lo olemos, lo sentimos, lo percibimos como si fuera real en ese momento. A veces se va como llegó, tan rápidamente que no te da lugar a saber cómo pasó todo. A veces se queda más tiempo, y pasa de ser tormenta de verano a chirimiri molesto. No se va. Tienes que quitarte la ropa mojada y secarte bien, pues te cala.
A veces hay recuerdos que calan.
Solo son recuerdos...
...y calan.
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