lunes, 10 de agosto de 2015

Hastío de estío

Que duermo poco es algo que los que me rodean saben. Normalmente cuatro o cinco horas. Desde que empezó el verano se han reducido drásticamente. No concibo el sueño. No solo por el calor (sofocante este verano como el de hacía mucho tiempo): me pica el alma. Cuando la inactividad se ceba con uno, la mente se entretiene en cosas que no debiera. Las pocas horas de sueño (más bien cabezadas) me resultan inquietas. No se aprovechan. De seguir así me estoy planteando el ir a una de esas clínicas... ¿del sueño la llaman? Yo las llamo hoteles de cuatro estrellas. Con habitaciones frescas, grandes, luminosas por el día y con silencio alrededor. Con desayunos infinitos que se prolongan hasta la hora del almuerzo, y su piscina o su spa las 24h. Sí. Creo que me vendría bien una "clínica" de esas, pero en Groenlandia. No es bueno que pique el alma con este calor. No. Sin duda alguna, el peor verano de mi vida.

Ojalá mejore el otoño.

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