Bisiesto. Un día más para hacer cosas. O no hacerlas. Que cada uno se lo tome como quiera. De todas formas, esto de poner un día más cada cuatro años dice mucho sobre la obsesión humana de encasillar las cosas: ¿por qué no fabricamos relojes y calendarios que nos marquen día a día esas seis horas que nos sobran del año y así no nos inventamos un día más? A parte, hay un montón de gente que celebran su santo ese día (Rufino, Dositeo, Emma, Antonieta, Bisancio, Eusebio, Casiano, a parte de otros "beatos, confesores" y similares) y que fuera de estos años bisiestos, también tendrán que celebralo... ¡digo yo!
Me imagino a ese pobre Rufino, cambiando cada cuatro años de día: "No, este año mi santo es mañana, pero gracias por felicitarme..."
Una paliza.
Una ventaja: Mi compañero Rafa, en el hotel, currará un día más; con lo que cobrará un poco más ese mes.
Ya veré yo con ese día qué hago.
2 comentarios:
¿Y quién te ha dicho que los relojes no marcan esas 6 horas de más cada año? A ver si es que el tuyo está estropeado y deja horas sin marcar.
;) un besote y buenas noches
Hijo... ainch... me refiero a que la esfera los tendría que tener incluídos y no acabar con doce horas en punto...
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