miércoles, 2 de enero de 2008

Nuevo año

Bisiesto. Un día más para hacer cosas. O no hacerlas. Que cada uno se lo tome como quiera. De todas formas, esto de poner un día más cada cuatro años dice mucho sobre la obsesión humana de encasillar las cosas: ¿por qué no fabricamos relojes y calendarios que nos marquen día a día esas seis horas que nos sobran del año y así no nos inventamos un día más? A parte, hay un montón de gente que celebran su santo ese día (Rufino, Dositeo, Emma, Antonieta, Bisancio, Eusebio, Casiano, a parte de otros "beatos, confesores" y similares) y que fuera de estos años bisiestos, también tendrán que celebralo... ¡digo yo!

Me imagino a ese pobre Rufino, cambiando cada cuatro años de día: "No, este año mi santo es mañana, pero gracias por felicitarme..."

Una paliza.

Una ventaja: Mi compañero Rafa, en el hotel, currará un día más; con lo que cobrará un poco más ese mes.

Ya veré yo con ese día qué hago.

2 comentarios:

nino dijo...

¿Y quién te ha dicho que los relojes no marcan esas 6 horas de más cada año? A ver si es que el tuyo está estropeado y deja horas sin marcar.

;) un besote y buenas noches

El Pájaro dijo...

Hijo... ainch... me refiero a que la esfera los tendría que tener incluídos y no acabar con doce horas en punto...