El concierto del viernes fue un éxito. Para nosotros fue algo casi mágico. En realidad lo es siempre que tocamos en Sevilla, pero esta vez, quizá porque era el primero del aniversario, porque Vicente estaba con nosotros o porque las cosas son así, nos rodeó un halo desde el primer hasta el último tema. Creo que levitamos más de una cuarta. Y el público se lo pasó de miedo. Casi al final repartimos un test (bastante friki, la verdad) sobre nuestra historia. Ignoro aún los resultados por no haber hablado con Álvaro del tema. Ahora queda empezar a trabajar para el del 27. Será distinto en forma y fondo. No mucho. Pero lo suficiente como para que me tenga inmerso en el programa desde ahora. En cuanto acabe de escribir esta entrada, me pongo a escribir partituras para las niñas (Mariví y Sara).
Con lo que no me entretengo más, y me voy al San Cubase.
Ea. Condió
1 comentario:
Por mi parte, considero que lo celebré como es debido:
¡CON GAMBAS!
Y eso que era una pincelada. Y no una brochada ni una brocheta.
Espero que se disculpe el apuro. La próxima vez voy con bata blanca y birrete. Es menos medieval, pero más descriptivo.
En cualquier caso, de nuevo, gracias. Con cualquier otra agrupación "trepo, tremo, tiemblo". Y esto es como cuando me aplauden los peques por freir croquetas: conmovedor por exceso.
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