miércoles, 7 de abril de 2010

Privilegios

Mi vecino el de arriba pertenecía a un club bastante selecto. De esos que leen cosas raras (ellos lo llaman cosas interesantes) visten bien, tienen coches de superlujo, andan en compañías deslumbrantes... en fin, ese tipo de sociedades bastante atractivas que te otorgan ciertos privilegios: Ponerte el primero en la cola de los supermercados, tener los mejores sitios en los actos sociales, conocer a gente increíble etc...

Nunca se vanaglorió ni se jactó de ello, pero era la envidia de todos. Claro, para pertenecer a ese club, tenía que ser una persona especial. Y él lo era.

Un buen día, por motivos familiares, dejó de acudir al club, y más tarde, a pagar las cuotas. Evidentemente, todo tiene un precio.

Ahora, no es tan especial. Espera la cola en supermercados, se queda al final de la muchedumbre en los actos sociales y sus amistades son... bueno. Igual que él. Le han quitado los privilegios.

Tch. Me caía bien mi vecino.

Le voy a pedir el carnet antiguo, por ver si lo puedo falsificar.

Así no tendré que esperar colas, iré a la ópera y conoceré a gente increíble.

No hay comentarios: