La tarde se barajaba entre risas y llantos. Los veranos son calurosos y éste, como pocos. Un buen amigo a mi lado comparte lo que sin duda alguna será recordado como "el verano más raro" (etiquetado con otro amigo). Suena el teléfono. Salgo corriendo. Se desmorona mi mundo. Llego. Veo a la Vida salir, y al Segador en la puerta. Bajo su capucha azabache veo sus ojos grises. Me mira. No me dice absolutamente nada. Lo miro. Solo le digo una cosa. Para Él y para mí. Tras una hora insoportable, se mete dentro del vehículo aparcado a la fuerza en la puerta. Quiere acompañarlo. A mí me impiden la entrada y he de esperar una hora más hasta llegar al punto de encuentro.
Vuelven recuerdos de treinta cuatro años atrás. Mismo guión. Distinto formato. Cambia únicamente la protagonista. Esta vez es él. Por mucho que uno quiera, no está preparado, y duele. Vuelve a doler. ¡Y mucho!
Refresca la noche y esto hace que pueda salir fuera del ambiente enrarecido que predomina en la estancia. Huele raro.
Me siento en un pequeño muro y pienso demasiado: "Y tú no estás". Soledad se sienta a mi lado como tantas y tantas veces. Siento algo dentro... muy muy adentro. Por primera vez le soy infiel. Te siento aquí. ¡Estás conmigo! ¡No te fuiste! Por primera vez, Soledad se levanta, me da un beso en la frente: "buena suerte". Se va. La soledad me abandona. Sé que no volverá a sentarse a mi lado. Sé que no volveré a llamarla. Se fue. ¿Qué ocurre cuando hasta la soledad te deja?
Veo a mi hermano.
Veo a mis hermanas.
El sosiego se hace un sitio a mi lado. Respiro.
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"Me despierto y sé que estoy en un hospital. No sé en cual. Intento saber si el del barrio, o el otro que está en la otra punta. Me encuentro entubado totalmente. Pero soy consciente. Veo, a través de un ventanal, que aquello es Heliópolis... el barrio donde me casé de nuevo. Ato cabos, y si fuera el Macarena, mi C. S. y mi A. ya estarían aquí. No están, luego estoy en el Virgen del Rocío..."
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Es suficiente. Todo está en regla. La noche más larga ha pasado. Veo al Segador salir por la tarde. Ni el calor le hace quitarse su capucha negra. El protocolo es el protocolo y el Segador lo lleva a rajatabla. Me mira. Se lleva su huesudo dedo a la mandíbula y me hace el gesto de "silencio". Me dice algo que no entiendo, pero le sonrío. ¡Al fin y al cabo, es el Segador, y me está dirigiendo la palabra! Solo tengo que agradecerle, como siempre, un día más. Ambos en silencio, nos cruzamos en el pasillo. No me atrevo ni a volver la vista.
Lo veo. Nos miramos. Me sonríe.
Todo pasó.
La noche más larga.
La noche más hermosa.
El nido del Pájaro
jueves, 13 de agosto de 2015
lunes, 10 de agosto de 2015
Hastío de estío
Que duermo poco es algo que los que me rodean saben. Normalmente cuatro o cinco horas. Desde que empezó el verano se han reducido drásticamente. No concibo el sueño. No solo por el calor (sofocante este verano como el de hacía mucho tiempo): me pica el alma. Cuando la inactividad se ceba con uno, la mente se entretiene en cosas que no debiera. Las pocas horas de sueño (más bien cabezadas) me resultan inquietas. No se aprovechan. De seguir así me estoy planteando el ir a una de esas clínicas... ¿del sueño la llaman? Yo las llamo hoteles de cuatro estrellas. Con habitaciones frescas, grandes, luminosas por el día y con silencio alrededor. Con desayunos infinitos que se prolongan hasta la hora del almuerzo, y su piscina o su spa las 24h. Sí. Creo que me vendría bien una "clínica" de esas, pero en Groenlandia. No es bueno que pique el alma con este calor. No. Sin duda alguna, el peor verano de mi vida.
Ojalá mejore el otoño.
Ojalá mejore el otoño.
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domingo, 19 de abril de 2015
Consciencia
Ayer dimos los Artefactum un concierto en el Monasterio de San Jerónimo de Sevilla. Lo hicimos a trío. Con lo más básico. Los tres fundadores.
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martes, 7 de abril de 2015
A veces
A veces, una tarde cualquiera, una mañana cualquiera, una noche cualquiera, nos sorprende un recuerdo casi olvidado. Se nos viene encima como una tormenta de verano, sin poder resguardarnos en ningún sitio. Solo nos queda mojarnos. Nos empapamos de ese recuerdo: lo olemos, lo sentimos, lo percibimos como si fuera real en ese momento. A veces se va como llegó, tan rápidamente que no te da lugar a saber cómo pasó todo. A veces se queda más tiempo, y pasa de ser tormenta de verano a chirimiri molesto. No se va. Tienes que quitarte la ropa mojada y secarte bien, pues te cala.
A veces hay recuerdos que calan.
Solo son recuerdos...
...y calan.
A veces hay recuerdos que calan.
Solo son recuerdos...
...y calan.
jueves, 26 de febrero de 2015
Dicebamus hesterna die
Como diría Fray Luis de León, y también después de cinco años, retomo el blog. Así. Como si no hubiera pasado nada.
jueves, 18 de noviembre de 2010
Cambios
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Wagneriana
Estuve en el Maestranza ayer. Noche de ópera. Esta vez le tocaba el turno a "El oro del Rhin". Fue la primera ópera que me tragué entera. Después vendrían "La valquiria", "Sigfrido" y "El ocaso de los dioses". Cada sábado durante un mes entero, una tras otra. Me enganché a los trece años. Pues bien:
sábado, 30 de octubre de 2010
Mis cosas favoritas o, "my favorite things".
Tengo en mi dormitorio, en cada mesita de noche (soy clásico en esto y en muchas cosas más) un pequeño altavoz. Van conectados a una pequeña carcasa donde coloco el iPod.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Oriental
Hoy he soñado con Osaka. Me paseaba por ella como si no hubiera pasado el tiempo. Todo estaba "casi" igual. Únicamente había más zonas verdes. Cuando he despertado me han entrado unas ganas locas de volver.
Cosas de los sueños.
viernes, 6 de agosto de 2010
En clave de fa
Por circustancias, en la vida, te vas encontrando con personas que te van marcando. En mi caso y desde muy temprana edad, esto es un diario.
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